El patio
escolar es un espacio idóneo para la observación de diferentes actitudes que,
en otras situaciones, nuestro alumnado no suele poner de relieve de un modo tan
natural y evidente. Por lo que el recreo
se configura como un escenario en el que los niños y las niñas disponen de más
autonomía para relacionarse con sus
iguales, desarrollar sus preferencias individuales y manifestar su potencial
creativo.
Por tanto, hay
que interpretar este período desde un enfoque marcadamente educativo, ya que
durante el mismo las alumnas y los alumnos continúan ejercitando las diferentes
capacidades que integran su desarrollo.
La utilización
de este espacio exige una planificación intencionada que se ajuste a las
características de las niñas y los niños, de manera que puedan extraer el mayor
provecho posible a la hora de estructurar y disfrutar de su tiempo libre.
En este orden de ideas, el recreo debe entenderse como una prolongación del trabajo que se realiza en el aula y como un medio que facilita al docente el conocimiento de los intereses del alumnado y de su proceso de socialización, puesto que el patio constituye un referente muy significativo para obtener información valiosa sobre la forma que tienen los estudiantes de establecer vínculos interpersonales.
Así mismo,
hay que concebir la programación de este período de acuerdo a criterios
pedagógicos que reduzcan la competitividad y favorezcan la implementación de
estrategias relacionadas con el aprendizaje cooperativo, la ayuda entre
iguales, la inclusión, la empatía y la resolución de conflictos a través del diálogo.
Por este
motivo, desde el claustro de profesores consideramos imprescindible la
incorporación al centro de un "proyecto de patios" que
permita mejorar la organización del espacio y el tiempo de recreo sobre la base
de las consideraciones mencionadas anteriormente, dotando a nuestro alumnado de
una mayor cantidad de recursos y alternativas para el ocio activo con la
intención de alcanzar la consecución de los siguientes objetivos:
1. Mejorar la
convivencia.
2. Favorecer
la socialización del alumnado.
3. Eliminar la
organización sexista del patio.
4. Fomentar la
capacidad de autogestión y autonomía del alumnado.
5. Contribuir
al desarrollo de hábitos saludables.
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